Dentro de mí, Señor, hay una parte activa
y trabajadora,
como tu amiga Marta, que se ocupaba de la casa
y otra parte contemplativa, reflexiva y profunda
como tu amiga María, que se sentaba
a disfrutarte.
Las dos partes forman mi personalidad
y sé que ambas son necesarias
para trabajar y vivir,
para estar en el mundo y para cumplir mis sueños
para ser humano y divino al mismo tiempo.
Pero muchas veces la parcela exterior anula la interior,
el trabajo me distrae y agobia,
me absorbe y envuelve,
y las actividades y relaciones cotidianas ocupan
todas las horas de mi día, sin espacio para pensar.
Necesito, Señor, que me ayudes a vivir
en profundidad,
a reflexionar sobre lo que hago, pienso y vivo,
a tener formulado mi proyecto personal,
a cumplir mis sueños de ser una persona plena y feliz.
Tú puedes sanarme y unificarme, sosegarme y descansarme,
ilusionarme y fortalecerme, aumentar mi compromiso,
despertar mi solidaridad, asegurarme en mis opciones
y ponerme en contacto
con lo mejor de mí mismo.
Hoy te pido, Señor,
que aumentes mi fe y nuestra amistad;
no permitas que me distraiga
y agite en tantas cosas, llévame siempre a Ti,
aunque quiera ocuparme en mil tareas,
pues sé que cada día necesito pararme a acariciar contigo mi vida.
Despierta mi parte de María, aumenta mi parcela contemplativa,
fomenta en mí el deseo de tu presencia y de que seas mi modelo,
mi brújula, mi pista de vivir y mi misión.
Hoy me comprometo a orar más
y a cuidar más nuestra amistad.
Mari Patxi Ayerra
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