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ARS: PARROQUIA VIRTUAL

LITURGIA

Buen dia

Martes XIX de Tiempo Ordinario

MARTES DE LA XIX SEMANA DE TIEMPO ORDINARIO, feria o SANTOS PONCIANO, papa, e HIPÓLITO, presbítero, mártires, memoria libre

Misa de la feria (verde) o de la memoria (rojo).

 

Leccionario: Vol. III-impar.

  • Dt 31, 1-8. Sé fuerte, Josué, y valiente: tú has de introducir al pueblo en la tierra.
  • Salmo Dt 32, 3-12. La porción del Señor fue su pueblo.
  • Mt 18, 1-5. 10. 12-14. Cuidado con despreciar a uno de estos pequeños.

Domingo

Domingo

Vivir atentos

      Puede parecer una tontería pero lo único que tenemos es el tiempo. O, mejor dicho, el presente. Es lo único de que disponemos: este momento actual que estamos viviendo. Es decir, la vida es nuestro mayor tesoro. Por eso hay que aprovecharla. Minuto a minuto. Para disfrutarla, para gozarla, para que no se nos escape nada de lo que en ella nos sucede y hacemos que nos suceda. 

      Es exactamente lo que nos dice Jesús en el Evangelio. No podemos vivir dormidos, distraídos. Hay que vivir en vela porque en cualquier momento llega el Señor, está llegando, y se nos puede pasar la mejor oportunidad de nuestra vida. Jesús pone el ejemplo de los criados que esperan la llegada de su amo. Nosotros podríamos poner el ejemplo del joven que tiene que estar atento porque en cualquier momento puede pasar a su lado el amor de su vida y se lo puede perder. 

      ¿Qué es eso que nos podemos perder y que no deberíamos perder de ningún modo? ¿A qué se refiere Jesús cuando nos pide que estemos atentos? La respuesta está en la fraternidad. Me contaron de un joven, hijo de familia rica en un país pobre, que durante años no tuvo la más mínima conciencia de la pobreza en que vivían muchas personas de su alrededor. Se movía siempre en ambientes de lujo y, cuando salía de casa, lo hacía siempre en el coche de su padre o de los padres de sus amigos que tenían siempre los cristales bien tintados. Oficialmente era para que no entrase el sol pero también hacía más difícil ver el exterior. Sus hermanos que sufrían se convertían apenas en sombras sin consistencia. Hasta que un día bajó del coche y vio la realidad. Se dio cuenta de que eran personas como él. Entonces, su vida tranquila se vio envuelta en una tormenta. Ya no pudo seguir viviendo de la misma manera. A eso es a lo que Jesús quiere que estemos atentos: a los hermanos y hermanas. 

      El tipo de atención que nos pide Jesús no es la que tiene el hombre de negocios para ganar dinero. Jesús quiere que estemos atentos a los hermanos y hermanas. Vivir de una forma que valga la pena sólo tiene un significado para Jesús: construir la familia de Dios. Sólo así encontraremos la verdadera felicidad. Esa es la fe de que nos habla la segunda lectura. Creer en Jesús es creer que Él está en medio de nosotros construyendo su Reino, haciéndonos hermanos. En la medida en que somos capaces de ver en los que nos rodean el rostro de un hermano, nuestro corazón será capaz de amar. Y amar es vivir. Y crear fraternidad. Ése es el tipo de vida que Jesús quiere para nosotros. Ése es el tipo de vida para el que vale la pena estar atento. Lo demás, todo lo demás, es perder el tiempo. Y perder la vida. 

 

Para la reflexión

      ¿Qué hago con mi tiempo? ¿Cómo lo aprovecho? ¿Me esfuerzo para vivir desde la fe todas las horas de mi vida? ¿Soy capaz de mirar con ojos de fe a los que viven conmigo, a los que me encuentro por la calle, en el trabajo, en la escuela? ¿Son hermanos lo que veo o son enemigos que me amenazan y de los que me tengo que defender?

Fernando Torres, cmf

Buen dia...

Buen dia...

El Evangelio de hoy nos narra el encuentro de una mujer cananea con Jesús en la región de Tiro y Sidón; es decir, fuera de los límites de Israel. La mujer le pide ayuda para curar a su hija endemoniada. Jesús no le responde porque considera que Dios lo ha enviado “sólo a las ovejas perdidas del pueblo de Israel”. La insistencia de la mujer es tan fuerte que “obliga” a Jesús a ensanchar su campo, a comprender que el amor del Padre no tiene límites.

Más que la fe de la mujer, en la que solemos insistir a menudo, lo que me sorprende es la apertura de Jesús, su audacia para ir más allá de lo que considera razonable, su capacidad para creer en un “Dios mayor” y escuchar su voz a través de los gritos de sus criaturas más necesitadas.

Hoy nos encontramos en una situación cultural en la que la fe se ve retada a superar sus límites tradicionales, a entrar en otros campos, a responder a muchos gritos que no encuentran respuesta. El verdadero pastor es el que sabe escuchar los gritos de su pueblo. ¿Cómo podemos hoy seguir rompiendo barreras? ¿Cómo evitar que la fe se convierta en algo cada vez más irrelevante, reservado a los de siempre? ¿No estaremos desoyendo los gritos de las muchas personas que quieren tocar a Jesús y sentirse queridas por él?

4 agosto... un domingo más...

4 agosto... un domingo más...

Ser ricos ante Dios

      Hay quien piensa que “buscar las cosas de arriba”, como dice san Pablo en la segunda lectura, consiste en pasarse todo el día en la Iglesia, encendiendo velas a todos los santos, rezando novenas y rosarios y arrodillado delante del Santísimo. Todo eso es bueno, pero no viene a ser más que el entrenamiento. Como los deportistas se entrenan para ganar la carrera, nosotros tenemos que entrenarnos también para ganar. ¿Cuál es nuestra carrera? Pues la vida diaria, la vida en familia, la vida en el trabajo. Ahí es donde tenemos que “buscar las cosas de arriba”.

      Esas “cosas de arriba” son muy importantes. Son las únicas que nos llevaremos cuando nos vayamos de este mundo. Lo demás es lastre inútil. El Evangelio nos lo deja muy claro. Podemos acumular todas las riquezas que podamos imaginar. Todo será inútil porque lo único que vale la pena es “ser rico ante Dios”. Todo lo demás es “vanidad de vanidades”, como dice la primera lectura. Es decir, que tenemos que “buscar las cosas de arriba” y “ser ricos ante Dios” y lo demás no interesa. Ahí tenemos definido un buen objetivo para nuestra vida. Hay personas que se preocupan de ser famosas, de hacer una buena carrera o de acumular mucho dinero. Pero nosotros, los cristianos, tenemos otro objetivo: “buscar las cosas de arriba” y “ser ricos ante Dios”. 

      Pero, ¿en qué consiste ese “buscar las cosas de arriba” y “ser ricos ante Dios”? Por lo pronto, tenemos ya una respuesta negativa. No consiste en entregarnos a todas esas inmoralidades de que habla la segunda lectura. Mejor olvidarnos de la fornicación, la impureza, la pasión, la codicia, la avaricia. Todo eso no tiene nada que ver con “buscar las cosas de arriba”. El Evangelio remacha la idea de que la codicia, vivir sólo tratando de acumular dinero, no vale para nada. Ya sabemos, entonces, lo que no tenemos que hacer. 

      Pero, ¿qué debemos hacer para “ser ricos ante Dios”? De nuevo la respuesta nos viene de la segunda lectura y del Evangelio. De acuerdo con Pablo, nos tenemos que revestir de la nueva condición del cristiano. Ahí no hay diferencias entre las personas: todos somos hermanos y hermanas. Ahora sabemos que “buscar las cosas de arriba” es buscar la fraternidad y vivirla en el día a día. Somos hermanos y hermanas y Cristo es el hermano mayor que nos convoca a vivir en familia. Por eso decía al principio que lo que hagamos en la Iglesia es sólo un entrenamiento. El amor fraterno hay que vivirlo en la familia, en la calle, en el trabajo. Ahí es donde se hace la fraternidad, donde conseguimos las “cosas de arriba” y nos hacemos “ricos ante Dios”.

 

Para la reflexión

      ¿Cuáles son los objetivos de mi vida? ¿Trato de no hacer esas cosas que van en contra de “buscar las cosas de arriba? ¿De qué forma procuro vivir el amor fraterno con mi familia, con mis amigos, en el trabajo? Cuando voy a la Iglesia, ¿le pido a Dios que me ayude a ser más hermano o hermana de mis hermanos?

Fernando Torres, cmf

2 agosto

2 agosto

Entre los santos de hoy dedicamos especial recuerdo a Eusebio de Vercelli, apóstol en la vida política y literaria, padre de la Iglesia y maestro de la fe para muchas generaciones, luchador contra la herejía arriana, defensor de la libertad de la Iglesia, hombre de oración y amigo fiel de Dios.

El mismo afecto nos mueve hacia la Beata Juana de Aza, madre de Santo Domingo, de un beato también, Manés, cuya fiesta se celebra el 18 de agosto y de un Venerable, Antonio de Guzmán. La hermana de Santo Domingo fue enterrada primeramente en Caleruega y desde el principio ha sido muy querida de sus paisanos los burgaleses. Destacados a otro beato Pedro Fabro, nacido al pie de los Alpes y compañero entre los primeros con San Francisco Javier de San Ignacio de Loyola.

La familia franciscana celebra a Nuestra Sra. de los Ángeles en el día de la dedicación de su basílica en Asís con motivo del aniversario de la Orden. A la vez celebran también el día del perdón o indulgencia de la Porciúncula, que han extendido por todo el mundo. Con este título la tienen por patrona en Costa Rica donde la llaman cariñosamente «La Negrita», por el color de su imagen. Que ella les bendiga hoy a los hombres de esta tierra tan bella.

Rezan por nosotros en el cielo los santos Auspicio, Betario, Esteban I Papa, Alfreda, Centolla mártir burgalesa, Gaudencio de Évora, Máximo obispo de Padua, el español Pedro de Osma obispo de esta ciudad, Pedro Julián Eymard marista, muy devoto de la Eucaristía, fundador de dos Congregación dedicadas al culto eucarístico, canonizado el 9 de diciembre de 1962 durante el pontificado de Pablo VI, Rutilio mártir, Sativola virgen y mártir, Sereno obispo, Teodota y sus tres hijos mártires de Nicea y Tomás de Dover benedictino. Los jesuitas recuerdan hoy a San Pedro Fabro.

Descuella entre los beatos Ceferino Jiménez, de etnia gitana, hombre de gran caridad y de paz entre sus gentes, encarcelado y fusilado en 1936, en Barbastro, por defender a un sacerdote también asesinado. Su fiesta y beatificación se celebra el 4 de mayo. En la misma persecución fue mártir el dominico Francisco Calvo Burillo. Por último, cierra el santoral de hoy con el beato Gundercaro obispo alemán. La diócesis de Calahorra-La Calzada y Logroño al beato Leoncio Pérez Ramos, mártir.

 

Álvaro Maestro Jesús

Un nuevo domingo

Un nuevo domingo

El domingo pasado, el evangelio nos animaba a escuchar a Jesús, como María. Hoy nos anima a hablarle a Dios. Ante una persona importante es fácil quedarse sin palabras, no saber qué decir. Mucho más ante Dios. Quizá por eso, los discípulos no rezan. Pero les suscita curiosidad ver a Jesús rezando. ¿Qué dice? ¿Por qué no les enseña a hablarle a Dios? Este será el tema del evangelio. La primera lectura ofrece un tipo de oración muy curioso: la intercesión a través del regateo.

DIA DE LOS ABUELOS...

DIA DE LOS ABUELOS...

VIERNES. SANTOS JOAQUÍN y ANA, padres de la bienaventurada Virgen María, memoria obligatoria

Misa de la memoria (blanco)

 

Leccionario: Vol. III-impar

  • Éx 20, 1-17. La ley se dio por medio de Moisés.
  • Sal 18. Señor, tú tienes palabras de vida eterna.
  • Mt 13, 18-23.El que escucha la palabra y la entiende, ese da fruto.

19 julio

19 julio

VIERNES DE LA XV SEMANA DE TIEMPO ORDINARIO, feria

Misa de la feria (verde)

 

Leccionario: Vol. III-impar.

  • Éx 11, 10- 12, 14. Mataréis al cordero al atardecer; cuando yo vea la sangre, pasaré de largo ante vosotros.
  • Sal 115. Alzaré la copa de la salvación, invocando el nombre del Señor.
  • Mt 12, 1-8. El Hijo del hombre es señor del sábado

Buenas!!

Buenas!!

JUEVES DE LA XV SEMANA DE TIEMPO ORDINARIO, feria

Misa de la feria (verde)

 

Leccionario: Vol. III-impar.

  • Éx 3, 13-20. Yo soy el que soy. “Yo soy” me envía a vosotros.
  • Sal 104. El Señor se acuerda de su alianza eternamente.
  • Mt 11, 28-30. Soy manso y humilde de corazón.

Un nuevo día

Un nuevo día

17 de julio

Las exclamaciones, lo mismo que los suspiros, suelen brotar desde lo más hondo de nosotros mismos. Son como un chorro de vida cuya presión no puede ser ya contenida. Por eso salen a la superficie como un surtidor. El evangelio nos conserva alguna de estas exclamaciones de Jesús: Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor. En este caso, el surtidor que brota del corazón de Cristo es una acción de gracias al Padre. Da gracias porque ha hecho a los sencillos objeto de su predilección: lo que les ha escondido a los sabios y entendidos se lo ha revelado a los sencillos. Y a Jesús eso le agrada, porque también él sintoniza con los sencillos, porque los sencillos son los que mejor han acogido su mensaje.

Y como su mensaje es revelación de Dios, los que lo acogen se convierten instantáneamente en esos sencillos que tienen el privilegio de conocer lo que Dios ha querido comunicar de sí mismo y de sus planes. Los entendidos –que pudieran serlo en cualquier ramo del saber, pero que aquí han de ser más bien los escribas o entendidos en la palabra de Dios presente en la Sagrada Escritura-, precisamente por creerse tales, es decir, por creer entender la palabra de Dios, están en peor disposición para aceptar una ulterior revelación o clarificación de este mismo Dios que no había dado aún su última palabra, pues su última palabra llegaba con Jesús. El resultado de esta cerrazón de los entendidos es que se les acaba ocultando eso mismo que les es revelado a los sencillos. Por tanto, no es que Dios haga acepción de personas discriminando entre esos pocos a quienes ha decidido revelarse y esos otros a quienes ha decidido ocultarse. No, sucede simplemente que los entendidos, precisamente por creer que entienden, se cierran a una revelación a la que permanecen abiertos los sencillos, sencillamente porque reconocen su ignorancia en este punto.

El principio de todo aprendizaje es la humildad. Y el que carece de esta base, se incapacita a sí mismo para aprender. Y cuando se trata de este tipo de conocimiento, el conocimiento del Padre, se hace mucho más necesaria la humildad. En realidad, nadie puede conocer al Padre si éste no se revela, y ello por dos razones: porque es divino –y por tanto no está al alcance de nuestros ojos ni de nuestra inteligencia- y porque es persona, y a una persona, más allá de lo que revelan sus obras, sólo se la puede conocer si ella nos muestra su interior, es decir, si se nos desvela. En el caso del Padre Dios, sólo lo puede conocer el que procede de Él como Hijo: nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.

El Hijo –también Dios- es nuestra vía de acceso al conocimiento del Padre. Cualquier otra vía –la de las criaturas, la de los profetas, etc.- es una vía muy limitada o imperfecta. Sólo el Hijo conoce cabalmente al Padre. Sólo él nos lo puede dar a conocer. Esa es una de las razones por las que se hizo hombre: para que, en cuanto hombre (con lenguaje humano), pudiera darnos a conocer adecuadamente al Padre del cielo. Por tanto, si queremos conocer a Dios hemos de atender a la palabra de este hombre –el Hijo encarnado- cuando nos habla de Él. En su palabra se contiene la revelación del Padre. Acoger su palabra, como hacían los sencillos, era recibir el don divino de la Verdad revelada; no acogerla, como sucedió con frecuencia entre los escribas y fariseos, era mantenerse de espaldas a esta revelación y, en definitiva, a la verdad de Dios.

Se trata de una verdad que no puede ser en ningún caso conquistada mediante la investigación o el esfuerzo racional del hombre, sino sólo acogida o rechazada. Se trata de una verdad testimoniada, y ante un testimonio sólo cabe la aceptación, el rechazo o la indiferencia, que no deja de ser sino un modo de rechazo. Ante un testimonio sólo cabe creerlo o no creerlo, aunque eso no significa que el testimonio no vaya acompañado de signos de credibilidad o de no credibilidad. Habrá más o menos razones para creer en este testimonio, pero ante el testimonio sólo cabe creer o no creer, dar crédito a lo que se nos comunica o considerarlo enteramente increíble. El testimonio de Cristo se nos presenta como la revelación que el Hijo nos hace del Padre.

Los sencillos aceptaron este testimonio; los sabios y entendidos, no. Jesús, que sintoniza con el corazón de los sencillos, da gracias al Padre por semejante don. Se trata de conocimiento, pero de un conocimiento que tiene efectos saludables. El conocimiento de Dios como Padre nos hace tomar conciencia de nuestra condición de hijos. Una vez adquirida esta condición, sólo nos queda comportarnos como hijos –en relación con Dios y en relación con los hermanos- para obtener la herencia prometida a los que se mantienen hijos o perseveran como tales hasta el final.

 

JOSÉ RAMÓN DÍAZ SÁNCHEZ-CID

16 julio

16 julio

Santoral 16 de julio

Hoy es la fiesta de Nuestra Señora del Carmen, uno de los títulos dados por el pueblo cristiano a la Virgen y que ha proporcionado gran devoción a María. Allá por el siglo XII se establecieron un grupo de cruzados, penitentes y peregrinos en las laderas del monte Carmelo. Surgió así la orden llamada por ello de los carmelitas y una iglesia dedicada a la Virgen del Carmelo. Nacía también de este modo un nuevo título de amor a la Virgen, la devoción del santo escapulario divulgada por los religiosos carmelitas y la fiesta de este día. Fue el padre de esta devoción el carmelita San Simón Stock. La marina española, en todas sus ramas la tiene por patrona.

Los agustinos celebramos a la beata Magdalena Albrici, nacida en Como (Italia) hacia el 1415. Ingresó joven, llena de amor a Jesucristo, en un monasterio donde se seguía la regla de San Agustín. La Congregación agustiniana de Lombardía aceptó a este monasterio bajo su jurisdicción, lo que fue aprobado por el papa Pío II en 1459. Magdalena amó profundamente a la Orden, fundó una fraternidad de agustinos seglares, sobresalió en pureza de vida y caridad con todos. Murió en 1465 y san Pío X confirmó su culto en 1907.

Con esta beata agustina cantan hoy en el cielo a Dios los santos Antíoco, Atenógenes, Elerio, Lan Yang madre y su hijo Pablo Lang Fu, mártires de China, canonizados el 1 de octubre del 2000, María Magdalena Postel, Monulfo y Gondulfo, Reinilde, Grimoaldo, Sisenato y Teresa He Zhang, ahorcada en China con dos hijos suyos por odio a la fe y las Santas vírgenes y mártires de Orange, cistercienses.

Figuran también en el calendario cristiano de este día los beatos Andrés de Soveral, Ambrosio Francisco Ferro y 28 compañeros mártires en Brasil, beatificados por Juan Pablo II el 5 de marzo del 2000, Irmengarda, Juan Sugar, Roberto Grissold, María Rosa de Gordón, Nicolás Savouret, Claudio Beguignot y Simón de Costa, hermano coadjutor de la Compañía de Jesús y mártir.

El Año Cristiano quiere honrar hoy especialmente al beato Bartolomé de los Mártires, dominico, maestro en la vida espiritual de varias generaciones, modelo de religiosos, arzobispo de Braga. Fue un gran protagonista en el concilio de Trento.

Merece también nuestro recuerdo la Venerable Ángela Francisca de la Cruz, religiosa de la orden del Císter, de rigurosa vida en ayunos y penitencias. La Inquisición de Valladolid estudió sus estigmas y signos sobrenaturales, declarando que no existía en ella señal ninguna de anormalidad. Murió con la misma fama de santidad que había vivido, en el monasterio de Otero de las Dueñas (Valladolid), el 16 de julio de 1711. Hoy contempla el rostro de Dios.

 

Álvaro Maestro Jesús

Julio 15

Comentario al evangelio – 15 de julio

Nadie ha dicho que la fe en Jesucristo sea fácil. La fe es una batalla en dos frentes principales: interior, contra nosotros mismos en nuestras inclinaciones más egoístas, destructivas u oscuras; exterior, contra las circunstancias, situaciones y personas que, en ocasiones, tratan de obstaculizar nuestro camino de seguimiento. Para mantener y avanzar en el camino de la fe hay que luchar, y la batalla más dura que se nos puede presentar es contra los de nuestra propia casa.

En la Palabra de hoy Jesús nos advierte de esta posibilidad. Puede ocurrir que en el seno de nuestra familia, de nuestro entorno más querido, surja la incomprensión o el rechazo por el hecho de que seamos creyentes. Si esto sucede, la llamada del Maestro no es al odio o al rechazo, sino a la aceptación de esta realidad en forma de cruz, cargando con ella. Esto es difícil, por ello la tentación puede ser abandonar a Jesús con tal de mantener la paz familiar. En esta situación extrema Jesús es muy claro: El que quiere a su padre o a su madre más que a mí no es digno de mí; el que quiere a su hijo o a su hija más que a mí no es digno de mí…

Evidentemente Jesús amó la vida familiar, su Encarnación fue en familia, y la fe se puede y se debe vivir en familia, pero en caso de incompatibilidad, la opción está clara: primero Dios. El mensaje de Jesús es de paz, pero en ocasiones y entre algunas personas levanta espadas porque no es un mensaje meloso, descafeinado o light, sino transformador y radical, va a la raíz de las cosas, por ello ha encontrado, encuentra y encontrará rechazo de múltiples formas hasta el final de los tiempos. Mirando a la primera lectura del libro del Éxodo, nos encontramos con la persecución que sufrió el pueblo hebreo en Egipto, les oprimían y amargaban la vida con dura esclavitud

Por eso, cuando experimentes el rechazo de los de tu casa no te desanimes, recuerda que forma parte del camino de seguimiento de Jesús, no permitas que el rencor acampe en tu interior y reza por los que no te entienden ni te comprenden, para que algún día reciban a Cristo en su corazón.

Juan Lozano, cmf.

Haz... lo mismo!

Haz... lo mismo!

Hoy al leer la parábola del evangelio, nos queda en la mente y el corazón la frase final que hoy se recoge.

En aquel doctor de la Ley se nos invita a todos a vivir la experiencia del Samaritano.. esto es, darnos y dar.

En realidad aquel hombre que atiende al herido y asaltado moribundo del camino, hace por él más de lo que debía... y esto porque aquel herido no era de su pueblo, desconfiaba de los de ese pueblo y además gastó màs de lo que debia gastar en aquella circunstancia.

Pero no le importa a aquel buen hombre del camino el pueblo de origen de aquel que sufria y no se mide en los gastos para que se recupere un poco y estè bien cuando vuelva a pasar, ya a su regreso de la misión que le había puesto de viaje, por la posada donde deja a aquel vulnerable herido.

Todo esto es lo que busca Jesùs al poner este ejemplo fuerte y directo, especialmente, de cara al auditorio que tenìa en ese momento.

Ojalá seamos en la vida de los que damos màs de lo debido, aprendamos que prójimo es todo próximo que nos  necesite y que cada vez que se presente la ocasión, pues... hagamos lo mismo!

Domingo XV TO

Domingo XV TO

Domingo XV Tiempo Ordinario (C)
14 de julio de 2019

Lucas 10,25-37

La duda es el principio de la sabiduría…

  • El texto que hoy nos ofrece la liturgia es uno de los más conocidos del evangelio: la parábola del buen samaritano.
  • Todo empieza con la pregunta de un letrado: “¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?”.
  • Jesús responde sencillamente lo que todo buen judío repetía cada día en sus oraciones: amar a Dios y amar al prójimo como a ti mismo (Dt 6,5 y Lv 19,18).
  • Pero hay más preguntas… ¿Quién es mi prójimo? Y empieza la parábola y la revolución de Jesús…

Espectadores o protagonistas

  • En la parábola quedan muy mal los “buenos de toda la vida”… Y queda mejor parado un samaritano, un extranjero impuro… El samaritano es capaz de atender al hombre abandonado, ayudarle, curarle, buscarle alojamiento… invertir su tiempo y su dinero…
  • ¿Por qué hace esto el samaritano? Porque su corazón estaba lleno de amor y compasión por los demás y le da igual cuál es su religión, a qué nacionalidad o raza pertenece… Es un ser humano necesitado… En estos tiempos de tanta intolerancia es bueno recordarnos esto…
  • ¿Nosotros en qué grupo nos situamos? Somos como el sacerdote y el levita y pasamos de largo… ¿respetuosos espectadores de las desgracias ajenas? ¿O queremos ser como el samaritano y ayudar en las necesidades que van apareciendo en nuestro camino? ¿somos protagonistas del cambio o pasivos espectadores?

No hay peor ciego que el que no quiere ver…

  • Y es verdad que todos tenemos muchas, muchas, muchas cosas que hacer… pero también es verdad, como nos dicen tantas veces nuestras madres, tenemos tiempo para lo que queremos…
  • Por eso, muchas veces, preferimos hacer que no vemos… Para no comprometernos, para no complicarnos la vida, para no “mojarnos”… Mirar para otro lado

«Anda y haz tú lo mismo».

  • Don Bosco repetía muchas veces no es suficiente amar a los chicos, es necesario que se sientan amados… El amor es imprescindible ponerlo en las obras…
  • Jesús fue el buen samaritano que paso por el mundo haciendo el bien… ¿Nosotros queremos seguir en esa línea?
  • ¿Nos implicamos en hacer el mundo un lugar más justo y habitable para todos? ¿Nos hacemos prójimo de aquel que lo pasa mal, que sufre?

    Sergio Huerta, sdb