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El presbiterio... ¿qué es? ¿Sirve de algo?

El presbiterio... ¿qué es? ¿Sirve de algo?

Una reflexión.

 JULIO ´19

 

El presbiterio es un aspecto siempre a considerar de la iglesia diocesana y A. Cattaneo en Scripta Theologica la llama “elemento” de esa iglesia  (cf 23, 1991/1, p.309) y lo presenta como de importancia más que relevante en cuanto realidad que ha de ser cooperadora del ministerio episcopal.

 

A pesar de que hunde sus raíces en la misma experiencia de la iglesia antigua, la verdad es que se perdió de vista y R. Villar -en su amplia obra sobre la teología de la iglesia particular de 1989- lo mira como un redescubrimiento del Concilio Vaticano II.

 

El asunto hoy es tratar de captar qué es exactamente, cómo se le mira y, en la realidad, qué función o utilidad tiene o podría tener, sobre todo, con respecto a aquellos que lo forman.

 

- ¿Qué es?

 

Al ser ordenado, el presbítero pasa a ser parte del presbiterio en cuanto colegio. Así decía K.Rahner por 1964 cuando defendía que todo presbítero debería ser parte del presbiterio y no sólo los curiales como se estilaba por aquellos tiempos.

 

Años después leemos en R. Arnau y su tratado sobre el Orden, este párrafo: “el Concilio presenta el ministerio de los presbíteros a partir de la misión de Cristo, de ahí que reconozca su naturaleza cristológica y su finalidad eclesial, pues como verdaderos sacerdotes de Jesucristo están llamados para, en unión y dependencia eclesial del propio obispo, predicar el Evangelio, regir al pueblo de Dios y celebrar el culto sacramental” (p.165). Una misión y un lugar de servicio vicario, es lo que se desprende de este texto.

 

Y en ese servicio, como advierte Juan Pablo II en Pastores dabo vobis (PDV) n.1, tratan de vivir el mandato misionero y obsequiar al mundo la eucaristía. Más no solos, sino dando siempre pasos en clave de comunión. Tanto así que el Directorio para la vida y ministerio de los presbíteros (DVMP) llega a decir: “así «no se puede definir la naturaleza y la misión del sacerdocio ministerial si no es desde (el) multiforme y rico entramado de relaciones que brotan de la Santísima Trinidad y se prolongan en la comunión de la Iglesia, como signo, en Cristo, de la unión con Dios y de la unidad de todo el género humano»” (n.29).

 

Pues para que esto sea pleno y se dibuje mejor lo vinculante que resulta entre los presbiteros la recepción del mismo sacramento del Orden, resultaba necesaria una realidad más física y así el Concilio vio ideal, asumiendo una fuerte reflexión francesa sobre el tema, retomar y reimpulsar algo tan antiguo como desfigurado o abandonado como lo era el presbiterio y darle además una serie de sanas características que podían remediar en mucho algunas de las peculiares urgencias que, sobre todo, el clero diocesano vivía y vive.

 

En la revista Almogaren y sobre este punto, haciendo eco de la reflexión conciliar, Isidoro Sánchez del Seminario de Canarias, escribe: “la ordenación no consiste en la institución de una persona en algo que no era, en su elevación a una dignidad superior. Consiste en la incorporación a un presbiterio; es una gracia participada. El presbítero es, como dice Pedro de sí mismo (1Pe 5,1), un copresbítero. Pues no cabe que viva y realice su ministerio de manera individual, sino en permanente vinculación al obispo y a los otros presbíteros de esa Iglesia constituyendo con ellos un solo presbiterio. Ni el obispo ni los presbíteros pueden concebirse desligados de ese presbiterio” (19, (96), p.17)

 

- ¿Lugar de comunión?

 

Ya en la dinàmica post conciliar el citado DVMP, ubica su reflexión sobre el presbiterio en el apartado sobre comunión.

 

Una vez que indica las dimensiones trinitarias de esa comunión y sus consecuencias vitales y eclesiales para el presbítero y de hacer ver los lazos de afecto y confianza que deberían ligarle al obispo diocesano, pasa a referirse a esa “familia” que debe o debería ser el presbiterio al que queda referido en razón del Orden.

 

Vínculos de caridad apostólica, ministerio y fraternidad, dice el DVMP que son los que unen a los miembros que pertencen a ese colegio diocesano formado por presbíteros. Un colegio de naturaleza local pero con miembros que lo son de toda la iglesia pues ella es, en cuanto un todo y en cada diócesis, “familia de Dios” (n.34).

 

El vínculo de la incardinación (que implica una “ relación con el Obispo en el único presbiterio, la coparticipación en su solicitud eclesial, la dedicación al cuidado evangélico del Pueblo de Dios” n,35) resulta aspecto cohesionante en una realidad que debe implicar:

 

- lugar para superar límites y debilidades;

- ámbito de amistad, asistencia, compresión, corrección fraterna;

- lugar de afecto expresado en la misa crismal y el jueves santo;

- oportunidad para vivir la comprensión y el apoyo mutuo como ejercicio de la caridad pastoral para con los otros sacerdotes;

- superación de la soledad mediante experiencias de vida común;

-medio de cooperación mutua.

 

Juan Esquerda en una ponencia en Valencia en 2001, dijo esta frase: “El sacerdocio vivido en el presbiterio tiene las características de una "íntima fraternidad" exigida por el sacramento del Orden (LG 28). Es, pues, ´fraternidad sacramental´ (PO 8) que equivale también a signo eficaz de santificación y evangelización”.

 

En el 2017, Jorge Patrón W.,decía a un grupo de seminaristas en su etapa final de formación: “en el presbiterio estamos llamados a generar espacios de confianza, donde corresponsablemente nos hagamos cargo fraternalmente los unos de los otros”.

 

El panorama es interesante. Incluso podríamos decir que resulta sorprendente lo que se podria considerar la pontencialidad del presbiterio. Sin embargo y aunque la teoría es clara y la historia muestra raíces lejanas, la realidad del presbiterio parece no ser la experiencia -en la praxis- que los documentos y la teologìa describen y explican. Incluso, a veces, con unas reflexiones que aparecen en términos peculiarmente fuertes como ocurre en PDV n.74: " el presbiterio en su verdad plena es un misterium; es una realidad sobrenatural porque tiene su raíz en el sacramento del orden; es su fuente, su origen; es el «lugar» de su nacimiento y de su crecimiento".

 

- Dilemas.

 

Julio Ramos en su Teología pastoral plantea que, por la ordenaciòn, ser presbítero implica ser parte de un colegio (cf. p.185) Y es una realidad que implica consecuencias, incluso, ontológicas (cf. p.187).

 

Pero igualmente, el mismo Ramos hace ver que la reflexión teológica sobre el presbiterio aún es pobre. Le falta mucha ruta. Y agregaría, que en lo vivencial le falta casi arrancar en serio en todo sentido, esto es, desde la misma praxis cotidiana hasta los protocolos de acción en ciertos casos difìciles que hoy dia se manejan de la peor menera tanto desde la pastoral sacerdotal como desde las instancias que atienden situaciones graves de naturaleza psicológica, afectiva o jurídica.

 

Hoy dìa, tomando en cuenta las realidades presentes, los nuevos problemas y retos, la cultura que impera, resulta importante retomar y revitalizar esa realidad que aquí tratamos.

 

Hundiendo sus raíces en la historia, teniendo mejores y peores tiempos, el presbiterio puede resultar salvador para la vivencia diaria del ministerio del sacerdote diocesano. Un presbítero con una espiritualidad aún por configuarse, marcado por el activismo como una tentanción constante y levantado sobre bases tan endebles como la noción de caridad pastoral, la referencia a un colegio del que a menudo no se siente ni mínimamente referido, lo mismo que a un obispo que, la mas de las veces, no es màs que una figura de autoridad lejana e indiferente.

 

En un mundo como el presente, un presbiterio sano y robusto de propuestas,  puede ofrecer un humus peculiar que facilite el crecimiento y la salud de la vida cotidiana del sacerdote que es parte de clero de una diócesis y que aspira a vivir una vida desde un carisma diferente al que viven las espritualidades específicas cuando, por la razón que sea, no siente afinidad por ninguna de ellas.

 

Hoy la soledad, la debilidad del propio carisma, la débil referencia a los demás sacerdotes y al obispo, aunado a una fuerte falta de reconocimiento a cuanto hace o produce, pueden resultar los ingredientes ideales para generar un caldo de cultivo perfecto para la búsqueda de sucedáneos o compensaciones que tiren por la borda hasta las màs nobles motivaciones de un sacerdote diocesano hoy día.

 

Por todo esto, resultaría interesante poder redescubrir y potenciar todo lo que un presbiterio robusto podria aportar al ministerio del ministro ordenado de hoy en el marco de una diócesis.

 

Primero, antes que todo, vender al clero de la diócesis de que se trate, la idea de que el deber ser teológico planteado al hablarse de presbiterio, solo y solo sí, podrá ser una realidad si la mentalidad se cambia. Esto es, pasar de competidores egoístas a cristianos más maduros y convencidos.

 

La crítica, la envidia, la deslealtad, los recelos, la indiferencia interesada, son elementos que carcomen toda realidad de convivencia humana y, con mayor razón, una realidad donde conviven personas que debería mostrar una madurez cristiana real y a toda prueba.

 

Por otra parte, sería estupendo que se dé la oportunidad a los sacerdotes de tener ante sí una propuesta de actividades significativas (formativas, recreativas, espirituales, festivas). Y con una participación libre y con la posiblidad de escoger grupos de convivencia con los que haya una mínima empatía (igualmente al tratarse de configurar los equipos de trabajo pastoral no siempre referidos a convivir en tristes y onerosas casas curales).

 

Además, podría resultar muy útil que la diócesis cuente con un lugar adecuado para el estudio, la convivencia, el descanso, el deporte o solo por el gusto de sólo estar con amigos dirigido a los sacerdotes. Un lugar que, sin llegar a resultar excesivo o burgués, pueda ser útil y buena excusa para estar reunidos en actividades muy diversas.

 

Igualmente, la pastoral sacerdotal ha de tener los medios para atender al que se aleja, al que sufre en silencio, al que se equivoca y se refugia en sí mismo, al que pasa momentos de calamidad de cualquier tipo, al que desea dar un giro a su vida, etc. Una atención que sea capaz de ir màs allà de lo puramente formal o disciplinar. Donde se haga evidente que ante todo está el aprecio y la comprensión fraterna.

 

Renglón aparte el tema del obispo. Lejano, autoritario, de miedo. Así se les ve con frecuencia por sus sacerdotes. ¿Cómo superar esto? No estoy claro de cómo. Pero sin un obispo cercano, fraterno, solidario, humano y. sobre todo, cristiano -que no es lo mismo que alcahuete- no se llegará muy largo en la configuración de un presbiterio nuevo y a la altura de los retos presentes a la vida sacerdotal.

 

_____

 

Retos claros. Y sin duda, quedan muchos sin anotar aquí pero sí indicados en la lista donde se describe más arriba el deber ser del presbiterio en los documentos anotados. Pero urgencias reales. Abordadas y tomadas en serio puede ser que ello le haga mucho bien a un numeroso colectivo de sacerdotes que, sin duda, lo agradecerá.

 

 

(Equipo de Reflexión CH, 2019)

19 julio

19 julio

VIERNES DE LA XV SEMANA DE TIEMPO ORDINARIO, feria

Misa de la feria (verde)

 

Leccionario: Vol. III-impar.

  • Éx 11, 10- 12, 14. Mataréis al cordero al atardecer; cuando yo vea la sangre, pasaré de largo ante vosotros.
  • Sal 115. Alzaré la copa de la salvación, invocando el nombre del Señor.
  • Mt 12, 1-8. El Hijo del hombre es señor del sábado

Un día mas...

Un día mas...

TU, SEÑOR, ERES LO MEJOR
Entre las prisas y los agobios de la vida
TU, SEÑOR, ERES LO MEJOR
Cuando nos afanamos por vivir superficialmente
TU, SEÑOR, ERES LO MEJOR
Cuando nos encontramos cansados
TU, SEÑOR, ERES LO MEJOR
Cuando todo parece fracasado
TU, SEÑOR, ERES LO MEJOR
Cuando quieren presentarnos otros modos de vivir
TU, SEÑOR, ERES LO MEJOR
Cuando olvidamos al prójimo como hermano
TU, SEÑOR, ERES LO MEJOR
Cuando nos encerramos en nosotros mismos
TU, SEÑOR, ERES LO MEJOR
Cuando pensamos que el trabajo es lo más importante
TU, SEÑOR, ERES LO MEJOR

Buenas!!

Buenas!!

JUEVES DE LA XV SEMANA DE TIEMPO ORDINARIO, feria

Misa de la feria (verde)

 

Leccionario: Vol. III-impar.

  • Éx 3, 13-20. Yo soy el que soy. “Yo soy” me envía a vosotros.
  • Sal 104. El Señor se acuerda de su alianza eternamente.
  • Mt 11, 28-30. Soy manso y humilde de corazón.

De Alforjas de Pastoral... para pensar

De Alforjas de Pastoral... para pensar

Elijo lo realmente importantes

Dentro de mí, Señor, hay una parte activa
y trabajadora,
como tu amiga Marta, que se ocupaba de la casa 
y otra parte contemplativa, reflexiva y profunda 
como tu amiga María, que se sentaba
a disfrutarte.

Las dos partes forman mi personalidad
y sé que ambas son necesarias
para trabajar y vivir,
para estar en el mundo y para cumplir mis sueños 
para ser humano y divino al mismo tiempo.

Pero muchas veces la parcela exterior anula la interior,
el trabajo me distrae y agobia,
me absorbe y envuelve,
y las actividades y relaciones cotidianas ocupan 
todas las horas de mi día, sin espacio para pensar.

Necesito, Señor, que me ayudes a vivir
en profundidad,
a reflexionar sobre lo que hago, pienso y vivo, 
a tener formulado mi proyecto personal,
a cumplir mis sueños de ser una persona plena y feliz.

Tú puedes sanarme y unificarme, sosegarme y descansarme, 
ilusionarme y fortalecerme, aumentar mi compromiso, 
despertar mi solidaridad, asegurarme en mis opciones
y ponerme en contacto
con lo mejor de mí mismo.

Hoy te pido, Señor,
que aumentes mi fe y nuestra amistad; 
no permitas que me distraiga
y agite en tantas cosas, llévame siempre a Ti,
aunque quiera ocuparme en mil tareas, 
pues sé que cada día necesito pararme a acariciar contigo mi vida.

Despierta mi parte de María, aumenta mi parcela contemplativa, 
fomenta en mí el deseo de tu presencia y de que seas mi modelo,
mi brújula, mi pista de vivir y mi misión. 
Hoy me comprometo a orar más
y a cuidar más nuestra amistad.

Mari Patxi Ayerra

Siempre plus ultra... más allá!

Siempre plus ultra... más allá!

La homilìa: ¿de lo gris a nuevos colores?

La homilìa: ¿de lo gris a nuevos colores?

Nota de Reflexión y para el diálogo. 

 

Corría 2011 y en La Stampa (22/11) apareció una nota de Marco Tosatti sobre las homilías domincales que recordaba unas reflexiones que, poco antes, había pronunciado el Cardenal Ravasi sobre el mismo tema.

 

Decía el Cardenal, teólogo y biblista reconocido, a propósito de un encuentro vaticano sobre la comunicación, que hoy día la palabra sufre y lo hace en las homilías. Decía sobre ellas:

 

“los sermones son tan incoloros, insípidos, inodoros, que resultan irrelevantes”. Reflexiones grises, sin olor ni sabor... así describe Ravasi las homilías y agrega que ellas hoy día degradan la palabra y, tomando en cuenta la realidad del manejo del idioma que tienen las nuevas generaciones, hace ver que un buen inicio a la hora de mejorar las homilías sería optar por cuatro rutas esenciales. Ellos son las siguientes: “esencialidad, fuerza, narración, color”.

 

Cuatro aspectos que pueden ser pasados por alto o tomados como todo un programa-reto. Ir a lo esencial requiere estudio y formación permanente. Fuerza implica convicción y vida interior. Narración implica habilidad para saber andar bien los caminos de la hermenéutica y, por último, color, implica relevancia, hablar de lo que la gente vive y sufre, saber encarnarse y un largo etcétera.

 

Ravasi está claro de un hecho: no todo el mundo sirve para todo. Sin embargo, dice que no se perdería nada, todo lo contrario, si se recurriera a un poco más de formación, aprender algo de pedagogía y no obviar los recursos técnicos que hoy existen para mejorar y pulir el discurso, sea él cual sea.

 

Será esa la vía para que el contenido y la forma de las homilías pasa de ser una palabra que aburre, adormece, agrade u ofende, y pasa a ser una “palabra sana, auténtica, que deja marca”.

 

Tosatti, al final de su nota, incluso va más allá. Cierra su escrito con una carta ficticia para el Papa -en broma y en serio- que, incluso, puede ser que haya leído, aunque me parece que tocó responderle no a Bendicto XVI sino a Francisco en Evangelii Gaudium.

 

En su carta nuestro periodista de marras sugiere: primero, una mora de homilías por un año y sustituirlas por un rato de silencio para los fieles. Segundo, que los sacerdotes aprendan el oficio de un periodista cuando logra plasmar en cincuenta líneas lo esencial de lo que debe comunicar y finalmente, que se haga obligatorio que la homilía no pase de los cinco minutos. Recuerdo aquella consabida frase: "en los primeros cinco minutos habla Dios, en los otros cinco habla el hombre, en los restantes más de cinco minutos habla el diablo".

 

  • Siguiendo con Ravasi.

 

 

En 2012, el responsable vaticano en el tema de la cultura, volvió sobre el tema de las homilías en una entrevista a ACIPrensa.

 

Aunque hacía ver que cada quien tiene capacidades diversas a la hora de comunicar, sí indicaba que los 10 minutos son ideales. Y desde esa idea partir.

 

Llamativas y con lenguaje tranquilo, dirá Ravasi. En este sentido ofrece dos tips que pueden resultar harto útiles.

 

Lo llamativo sería lo contrario a lo aburrido. Y el anuncio de la Buena Nueva puede ser cualquier cosa menos eso.

 

Se trata de hacer ver lo propio de una Palabra de vida que tiene mucho qué decir al ser humano de hoy. Un ser humano que, atrapado en donde está, esto es, su sociedad, el mundo del consumo, la estructura descartante y desgastante del entorno y del presente sistema, vive agotado y sin más horizonte que el stress de cada día.

 

Pero además está el lenguaje. Ravasi usa la expresión “tranquilo”. Yo leo esa idea como una invitación a buscar formas de expresión nuevas, en la línea de aquella nueva evangelización de que habló Juan Pablo II en Haití en 1983. Pero, además, leo en esa expresión del prefecto para la cultura, su preocupación para que la Palabra de vida, sin perder su dinamismo interno transformante, sea siempre constructiva, proponga un ideal de vida más evangélico y nunca deje de edificar personas y sociedades más justas y humanas.

 

  • Y Francisco, ¿qué dice?

 

Ya sabemos lo que dice Francisco sobre la homilía en Evangelii Gaudium (EG). Del punto 145 en adelante, el Papa abunda en el tema. Formarse, interiorizar, hablar el lenguaje que la asamblea comprenda, mensajes positivos y otros aspectos son relevantes en estos puntos de la exhortación apostólica citada.

 

Pero deseo aquí fijarme, de manera peculiar, en febrero de 2018 en el marco de las catequesis del Papa sobre la liturgia de la misa.

 

El 7 de febrero de ese año se refirió Francisco a la proclamación del evangelio y cómo debe ser ese momento y, por supuesto, al tema de la homilía.

 

Recalcó ese día el Papa que los ministros que dirigen a los fieles la homilía deben hacerlo bien y como un servicio adecuado para que logren integrar en sus vidas lo que han oído al proclamarse el evangelio.

 

“Preparada y corta”, dijo. Y ello, al explicarlo, implica, entre otras cosas: no decir lo que al predicador se le ocurra, incluso yendo más allá o en contra del texto bíblico. Francisco es muy claro, aquí y en EG de lo inconveniente de ideologizar las homilías y menos usarlas en beneficio propio o para confundir a los fieles (cf. n.152) ; y, además, oración, estudio y nunca más de diez minutos (cf. n.156; Si 32,8).

 

 

 

Finalmente, queda la inquietud siguiente: si todo es tan claro, ¿por qué el pueblo de Dios sigue –seguimos- sufriendo homilías eternas, aburridas, redundantes y grises? Los ministros ordenados de hoy y del mañana tienen la palabra.

 

Y tienen, además, a mano todo cuanto puede serles útil para el giro que hoy debe darse en esta materia.

 

¿Formación? La hay. Años y años de formación capacitan en lo bíblico, teológico y lo pastoral para formular un mensaje breve y capaz de brillar de cara a las inquietudes de los fieles y con meridiana claridad para poder leer con habilidad los signos de los tiempos.

 

Por otra parte, la facilidad de estar hoy informado hace que se pueda poner el propio mensaje a la altura de los tiempos con sus luces y sombras, sin ingenuidades.

 

¿Pedagogía? El seminario y la formación permanente deben ayudar en esta línea. Una homilía de 40 minutos es claramente antipedagógica en estos tiempos y en otros. Es casi una crueldad que se debe evitar a toda costa. Y no sólo por el tiempo, también porque no solo puede resultar larga y aburrida una homilía así sino redundante e imprecisa.

 

¿Recursos? No solamente hay hoy medios de formación para aprender a comunicarse mejor (incluso virtuales y gratuitos), sino además realidades tecnológicas de gran utilidad si se saben usar correctamente y se descubre el modo adecuado de introducirlas en el contexto litúrgico sin agredir lo propio de la naturaleza de la celebración sagrada. La iglesia también está en medio de la sociedad de la información y el conocimiento y ello no es un dato baladí.

 

Por ahora, acabar con dos tips muy sencillos: un esquema a mano y bien preparado y, además y sobre todo, un reloj.

 

 

 

(Equipo de reflexión. Human Center. 2019).

 

Un nuevo día

Un nuevo día

17 de julio

Las exclamaciones, lo mismo que los suspiros, suelen brotar desde lo más hondo de nosotros mismos. Son como un chorro de vida cuya presión no puede ser ya contenida. Por eso salen a la superficie como un surtidor. El evangelio nos conserva alguna de estas exclamaciones de Jesús: Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor. En este caso, el surtidor que brota del corazón de Cristo es una acción de gracias al Padre. Da gracias porque ha hecho a los sencillos objeto de su predilección: lo que les ha escondido a los sabios y entendidos se lo ha revelado a los sencillos. Y a Jesús eso le agrada, porque también él sintoniza con los sencillos, porque los sencillos son los que mejor han acogido su mensaje.

Y como su mensaje es revelación de Dios, los que lo acogen se convierten instantáneamente en esos sencillos que tienen el privilegio de conocer lo que Dios ha querido comunicar de sí mismo y de sus planes. Los entendidos –que pudieran serlo en cualquier ramo del saber, pero que aquí han de ser más bien los escribas o entendidos en la palabra de Dios presente en la Sagrada Escritura-, precisamente por creerse tales, es decir, por creer entender la palabra de Dios, están en peor disposición para aceptar una ulterior revelación o clarificación de este mismo Dios que no había dado aún su última palabra, pues su última palabra llegaba con Jesús. El resultado de esta cerrazón de los entendidos es que se les acaba ocultando eso mismo que les es revelado a los sencillos. Por tanto, no es que Dios haga acepción de personas discriminando entre esos pocos a quienes ha decidido revelarse y esos otros a quienes ha decidido ocultarse. No, sucede simplemente que los entendidos, precisamente por creer que entienden, se cierran a una revelación a la que permanecen abiertos los sencillos, sencillamente porque reconocen su ignorancia en este punto.

El principio de todo aprendizaje es la humildad. Y el que carece de esta base, se incapacita a sí mismo para aprender. Y cuando se trata de este tipo de conocimiento, el conocimiento del Padre, se hace mucho más necesaria la humildad. En realidad, nadie puede conocer al Padre si éste no se revela, y ello por dos razones: porque es divino –y por tanto no está al alcance de nuestros ojos ni de nuestra inteligencia- y porque es persona, y a una persona, más allá de lo que revelan sus obras, sólo se la puede conocer si ella nos muestra su interior, es decir, si se nos desvela. En el caso del Padre Dios, sólo lo puede conocer el que procede de Él como Hijo: nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.

El Hijo –también Dios- es nuestra vía de acceso al conocimiento del Padre. Cualquier otra vía –la de las criaturas, la de los profetas, etc.- es una vía muy limitada o imperfecta. Sólo el Hijo conoce cabalmente al Padre. Sólo él nos lo puede dar a conocer. Esa es una de las razones por las que se hizo hombre: para que, en cuanto hombre (con lenguaje humano), pudiera darnos a conocer adecuadamente al Padre del cielo. Por tanto, si queremos conocer a Dios hemos de atender a la palabra de este hombre –el Hijo encarnado- cuando nos habla de Él. En su palabra se contiene la revelación del Padre. Acoger su palabra, como hacían los sencillos, era recibir el don divino de la Verdad revelada; no acogerla, como sucedió con frecuencia entre los escribas y fariseos, era mantenerse de espaldas a esta revelación y, en definitiva, a la verdad de Dios.

Se trata de una verdad que no puede ser en ningún caso conquistada mediante la investigación o el esfuerzo racional del hombre, sino sólo acogida o rechazada. Se trata de una verdad testimoniada, y ante un testimonio sólo cabe la aceptación, el rechazo o la indiferencia, que no deja de ser sino un modo de rechazo. Ante un testimonio sólo cabe creerlo o no creerlo, aunque eso no significa que el testimonio no vaya acompañado de signos de credibilidad o de no credibilidad. Habrá más o menos razones para creer en este testimonio, pero ante el testimonio sólo cabe creer o no creer, dar crédito a lo que se nos comunica o considerarlo enteramente increíble. El testimonio de Cristo se nos presenta como la revelación que el Hijo nos hace del Padre.

Los sencillos aceptaron este testimonio; los sabios y entendidos, no. Jesús, que sintoniza con el corazón de los sencillos, da gracias al Padre por semejante don. Se trata de conocimiento, pero de un conocimiento que tiene efectos saludables. El conocimiento de Dios como Padre nos hace tomar conciencia de nuestra condición de hijos. Una vez adquirida esta condición, sólo nos queda comportarnos como hijos –en relación con Dios y en relación con los hermanos- para obtener la herencia prometida a los que se mantienen hijos o perseveran como tales hasta el final.

 

JOSÉ RAMÓN DÍAZ SÁNCHEZ-CID

En esta parroquia virtual nos gustan estos valores... a ti?

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16 julio

16 julio

Santoral 16 de julio

Hoy es la fiesta de Nuestra Señora del Carmen, uno de los títulos dados por el pueblo cristiano a la Virgen y que ha proporcionado gran devoción a María. Allá por el siglo XII se establecieron un grupo de cruzados, penitentes y peregrinos en las laderas del monte Carmelo. Surgió así la orden llamada por ello de los carmelitas y una iglesia dedicada a la Virgen del Carmelo. Nacía también de este modo un nuevo título de amor a la Virgen, la devoción del santo escapulario divulgada por los religiosos carmelitas y la fiesta de este día. Fue el padre de esta devoción el carmelita San Simón Stock. La marina española, en todas sus ramas la tiene por patrona.

Los agustinos celebramos a la beata Magdalena Albrici, nacida en Como (Italia) hacia el 1415. Ingresó joven, llena de amor a Jesucristo, en un monasterio donde se seguía la regla de San Agustín. La Congregación agustiniana de Lombardía aceptó a este monasterio bajo su jurisdicción, lo que fue aprobado por el papa Pío II en 1459. Magdalena amó profundamente a la Orden, fundó una fraternidad de agustinos seglares, sobresalió en pureza de vida y caridad con todos. Murió en 1465 y san Pío X confirmó su culto en 1907.

Con esta beata agustina cantan hoy en el cielo a Dios los santos Antíoco, Atenógenes, Elerio, Lan Yang madre y su hijo Pablo Lang Fu, mártires de China, canonizados el 1 de octubre del 2000, María Magdalena Postel, Monulfo y Gondulfo, Reinilde, Grimoaldo, Sisenato y Teresa He Zhang, ahorcada en China con dos hijos suyos por odio a la fe y las Santas vírgenes y mártires de Orange, cistercienses.

Figuran también en el calendario cristiano de este día los beatos Andrés de Soveral, Ambrosio Francisco Ferro y 28 compañeros mártires en Brasil, beatificados por Juan Pablo II el 5 de marzo del 2000, Irmengarda, Juan Sugar, Roberto Grissold, María Rosa de Gordón, Nicolás Savouret, Claudio Beguignot y Simón de Costa, hermano coadjutor de la Compañía de Jesús y mártir.

El Año Cristiano quiere honrar hoy especialmente al beato Bartolomé de los Mártires, dominico, maestro en la vida espiritual de varias generaciones, modelo de religiosos, arzobispo de Braga. Fue un gran protagonista en el concilio de Trento.

Merece también nuestro recuerdo la Venerable Ángela Francisca de la Cruz, religiosa de la orden del Císter, de rigurosa vida en ayunos y penitencias. La Inquisición de Valladolid estudió sus estigmas y signos sobrenaturales, declarando que no existía en ella señal ninguna de anormalidad. Murió con la misma fama de santidad que había vivido, en el monasterio de Otero de las Dueñas (Valladolid), el 16 de julio de 1711. Hoy contempla el rostro de Dios.

 

Álvaro Maestro Jesús

Julio 15

Comentario al evangelio – 15 de julio

Nadie ha dicho que la fe en Jesucristo sea fácil. La fe es una batalla en dos frentes principales: interior, contra nosotros mismos en nuestras inclinaciones más egoístas, destructivas u oscuras; exterior, contra las circunstancias, situaciones y personas que, en ocasiones, tratan de obstaculizar nuestro camino de seguimiento. Para mantener y avanzar en el camino de la fe hay que luchar, y la batalla más dura que se nos puede presentar es contra los de nuestra propia casa.

En la Palabra de hoy Jesús nos advierte de esta posibilidad. Puede ocurrir que en el seno de nuestra familia, de nuestro entorno más querido, surja la incomprensión o el rechazo por el hecho de que seamos creyentes. Si esto sucede, la llamada del Maestro no es al odio o al rechazo, sino a la aceptación de esta realidad en forma de cruz, cargando con ella. Esto es difícil, por ello la tentación puede ser abandonar a Jesús con tal de mantener la paz familiar. En esta situación extrema Jesús es muy claro: El que quiere a su padre o a su madre más que a mí no es digno de mí; el que quiere a su hijo o a su hija más que a mí no es digno de mí…

Evidentemente Jesús amó la vida familiar, su Encarnación fue en familia, y la fe se puede y se debe vivir en familia, pero en caso de incompatibilidad, la opción está clara: primero Dios. El mensaje de Jesús es de paz, pero en ocasiones y entre algunas personas levanta espadas porque no es un mensaje meloso, descafeinado o light, sino transformador y radical, va a la raíz de las cosas, por ello ha encontrado, encuentra y encontrará rechazo de múltiples formas hasta el final de los tiempos. Mirando a la primera lectura del libro del Éxodo, nos encontramos con la persecución que sufrió el pueblo hebreo en Egipto, les oprimían y amargaban la vida con dura esclavitud

Por eso, cuando experimentes el rechazo de los de tu casa no te desanimes, recuerda que forma parte del camino de seguimiento de Jesús, no permitas que el rencor acampe en tu interior y reza por los que no te entienden ni te comprenden, para que algún día reciban a Cristo en su corazón.

Juan Lozano, cmf.

Carlos Mugica

Carlos Mugica

Hace poco tuve ocasión de mirar un documental en YOUTUBE sobre la vida y obra del p. Carlos Mugica.

Un joven sacerdote argentino que murió en 1974 asesinado por sus enemigos.

Hijo de una familia numerosa, más bien conservadora y de recursos, en su vida supo darse a los más necesitados en medio de las Villas.

Vivió entre los más urgidos, supo estar en medio de su realidad y luchas, su discurso fue siempre del lado de las luchas de los que tenían menos y al final, como ocurre  en estos casos, acabó silenciado por las balas de sus enemigos.

Realmente vale la pena ver el video que está en https://www.youtube.com/watch?v=BK8rjihJvMY 

Como se puede ver fácilmente... coherencia en todo sentido es lo que queda de contemplar la vida de este sacerdotes que murió muy joven... a los 43 años.

Haz... lo mismo!

Haz... lo mismo!

Hoy al leer la parábola del evangelio, nos queda en la mente y el corazón la frase final que hoy se recoge.

En aquel doctor de la Ley se nos invita a todos a vivir la experiencia del Samaritano.. esto es, darnos y dar.

En realidad aquel hombre que atiende al herido y asaltado moribundo del camino, hace por él más de lo que debía... y esto porque aquel herido no era de su pueblo, desconfiaba de los de ese pueblo y además gastó màs de lo que debia gastar en aquella circunstancia.

Pero no le importa a aquel buen hombre del camino el pueblo de origen de aquel que sufria y no se mide en los gastos para que se recupere un poco y estè bien cuando vuelva a pasar, ya a su regreso de la misión que le había puesto de viaje, por la posada donde deja a aquel vulnerable herido.

Todo esto es lo que busca Jesùs al poner este ejemplo fuerte y directo, especialmente, de cara al auditorio que tenìa en ese momento.

Ojalá seamos en la vida de los que damos màs de lo debido, aprendamos que prójimo es todo próximo que nos  necesite y que cada vez que se presente la ocasión, pues... hagamos lo mismo!

Domingo XV TO

Domingo XV TO

Domingo XV Tiempo Ordinario (C)
14 de julio de 2019

Lucas 10,25-37

La duda es el principio de la sabiduría…

  • El texto que hoy nos ofrece la liturgia es uno de los más conocidos del evangelio: la parábola del buen samaritano.
  • Todo empieza con la pregunta de un letrado: “¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?”.
  • Jesús responde sencillamente lo que todo buen judío repetía cada día en sus oraciones: amar a Dios y amar al prójimo como a ti mismo (Dt 6,5 y Lv 19,18).
  • Pero hay más preguntas… ¿Quién es mi prójimo? Y empieza la parábola y la revolución de Jesús…

Espectadores o protagonistas

  • En la parábola quedan muy mal los “buenos de toda la vida”… Y queda mejor parado un samaritano, un extranjero impuro… El samaritano es capaz de atender al hombre abandonado, ayudarle, curarle, buscarle alojamiento… invertir su tiempo y su dinero…
  • ¿Por qué hace esto el samaritano? Porque su corazón estaba lleno de amor y compasión por los demás y le da igual cuál es su religión, a qué nacionalidad o raza pertenece… Es un ser humano necesitado… En estos tiempos de tanta intolerancia es bueno recordarnos esto…
  • ¿Nosotros en qué grupo nos situamos? Somos como el sacerdote y el levita y pasamos de largo… ¿respetuosos espectadores de las desgracias ajenas? ¿O queremos ser como el samaritano y ayudar en las necesidades que van apareciendo en nuestro camino? ¿somos protagonistas del cambio o pasivos espectadores?

No hay peor ciego que el que no quiere ver…

  • Y es verdad que todos tenemos muchas, muchas, muchas cosas que hacer… pero también es verdad, como nos dicen tantas veces nuestras madres, tenemos tiempo para lo que queremos…
  • Por eso, muchas veces, preferimos hacer que no vemos… Para no comprometernos, para no complicarnos la vida, para no “mojarnos”… Mirar para otro lado

«Anda y haz tú lo mismo».

  • Don Bosco repetía muchas veces no es suficiente amar a los chicos, es necesario que se sientan amados… El amor es imprescindible ponerlo en las obras…
  • Jesús fue el buen samaritano que paso por el mundo haciendo el bien… ¿Nosotros queremos seguir en esa línea?
  • ¿Nos implicamos en hacer el mundo un lugar más justo y habitable para todos? ¿Nos hacemos prójimo de aquel que lo pasa mal, que sufre?

    Sergio Huerta, sdb

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PASTORAL PROFETICA

EN LA PARROQUIA VIRTUAL NOS DAMOS CUENTA DE LO ESENCIAL DE LA FORMACION EN ESTOS TIEMPOS.

La Pastoral Profética abarca todo anuncio gozoso del misterio salvífico.
Tiene como tarea “poner a CRISTO en el corazón y en los labios de  todos los hombres, a través de la predicación, para que puedan salvarse”. Supone un proceso: Suscitar la fe, hacerla madurar e integrarla en la comunidad.

La Pastoral Profética exige promover una evangelización integral, partiendo del anuncio kerigmático, a través de verdaderos procesos de fe que conduzcan a la madurez cristiana; impulsar la corresponsabilidad de las laicos en su misión evangelizadora; descentralizar la acción pastoral de la parroquia que llegue a los más alejados, a sectores marginados y a los que vuelven al seno de la Iglesia. Como prioridad se busca lograr una evangelización integral, gradual y permanente y que la familia llegue a ser la principal evangelizadora de los hijos

UNA PISTA INTERESANTE DE FORMACION BIBLICA:

http://es.scribd.com/doc/18546401/Curso-Biblico-Basico 

PASTORAL SOCIAL

LA SOLIDARIDAD SE IMPONE COMO UNA NECESIDAD.

 

La Pastoral Social: “es la acción de todos los miembros de la Iglesia, para hacer presente la verdad, la justicia y la caridad evangélicas, en las relaciones y estructuras básicas de la sociedad, para el crecimiento del Reino de Dios en las realidades sociales concretas”

UNA REVISTA DE INTERES... http://www.revistasanmiguel.org/ 

 

PASTORAL LITURGICA

RECIENTEMENTE EN VENECIA EL PAPA HA DICHO:

"El Papa terminó hizo hincapié en que "nuestra vida espiritual depende esencialmente de la Eucaristía. Sin ella, la fe y la esperanza se apagan, la caridad se enfría. Os exhorto, por tanto, a cuidar cada vez más la calidad de las celebraciones eucarísticas, especialmente las dominicales".

LO QUE CONOCEMOS DEL ACONTECIMIENTO SALVIFICO Y LO QUE VIVIMOS EN LA VIDA COTIDIANA DE CARA A LOS MAS NECESITADOS, LOS CELEBRAMOS…

 

Pastoral litúrgica es el ejercicio comunitario de la Misión sacerdotal de Cristo por el que la Iglesia en oración celebra y actualiza la memoria de nuestra salvación en espera festiva de su plena realización.

 

Se busca que todo bautizado pueda expresar con sus cinco sentidos, de una manera comunitaria y gozosa su experiencia de Fe, a fin de que expresando comunitariamente lo que cree se confirme a sí mismo y a la comunidad en la esperanza de la realización plena de nuestra salvación.

 UN CURSITO BREVE: APROVECHA!  http://arnaldobazan.com/CursoLiturgia/folleto.php 

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